jueves, septiembre 01, 2005

 

¿COMPETENCIA DESTRUCTIVA? Industria de información, al banquillo

Juan Manuel Santos
(Agosto 7 de 2005)

http://eltiempo.terra.com.co/opinion/colopi_new/juanmanuelsantos/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2174397.html

La más peligrosa amenaza para el periodismo tradicionales el ‘blog’. Un acto sublime de buena política.
La teoría económica nos dice que la competencia a la larga eleva la calidad de los productos y beneficia a los consumidores. Ese no parece ser el caso en la industria de la información.
El impresionante avance tecnológico de las comunicaciones sin duda ha incrementado la competencia entre los medios, pero a expensas de la calidad y la objetividad de la información.
Esa es la conclusión de un interesante ensayo publicado recientemente por The New York Times y escrito por uno de los grandes expertos en la materia, el prolífico juez Richard Posner, autor ni más ni menos que de 38 libros.
Los medios tradicionales de información están en franca decadencia, al menos en Estados Unidos, la meca del periodismo moderno y de la libertad de prensa. Y bien puede decirse que si por allá llueve, por aquí no escampa.
Las cifras que cita el ensayo son contundentes: en las últimas tres décadas la confianza del publico en los medios ha bajado de 85% a 59%. El número de lectores de periódico ha bajado de 52,6% a 37,5% en tan solo diez años. Y una encuesta reciente señala que el 79% de la gente piensa que los medios dudarían en publicar una noticia que afectara negativamente a uno de sus grandes anunciantes.
¿A qué se debe este fenómeno? Posner sostiene que en lugar de mejorar la calidad del producto (una información objetiva para que el ciudadano tenga los elementos de juicio suficientes para tomar decisiones inteligentes, como enseñan en las facultades de periodismo), los medios han acudido a la polarización, al escándalo, al chisme y al sensacionalismo para mantener su audiencia.
El ánimo de lucro se ha impuesto sobre la obligación de informar objetiva y responsablemente. Los editores se inclinan cada vez más a satisfacer el apetito muchas veces descomedido y hasta morboso de su audiencia, que a servir de filtro inteligente sobre lo que a su juicio constituye una información útil e importante.
En cierta medida sucede como en la política, que tal vez por eso está tan desprestigiada. Cada vez más los gobernantes se guían por las encuestas, por lo que la gente quiere oír, en lugar de educar y guiar a la opinión pública.
En las campañas políticas sí que se evidencia este fenómeno. Los medios las cubren como si fueran carreras de caballos, concentrados en quién va adelante y en los aspectos marginales, en lugar de poner a prueba las tesis y los planteamientos de los candidatos.
Y lo malo es que en la medida en que se intensifica la competencia, y la información es considerada como simple entretenimiento, el problema se agravará.
Posner advierte que la más peligrosa amenaza que tiene el establecimiento periodístico es el llamado blog (los seudoperiodistas espontáneos de Internet): son millones, el servicio es gratis, no responden a ningún código, están en tiempo real y pueden ser mucho más incisivos y entretenidos que los medios tradicionales. Muchos de los grandes escándalos recientes, como el que le costó el puesto al líder del senado norteamericano Trent Lott, se originaron en blogs (¿tendrá traducción?).
Pero hay un consuelo: este ilustrado juez pronostica que los medios que no sucumban ante el síndrome de la chiva ni acudan a la polarización o al sensacionalismo podrán a la larga sobrevivir, por aquello de que en el mundo de los ciegos el tuerto es rey. Ojalá sea cierto, por el bien de la democracia.

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